La Realidad Oculta detrás de la Inteligencia Artificial: El Trabajo Manual y Precarizado
La inteligencia artificial (IA) ha sido presentada como una tecnología que puede automatizar casi todos los procesos, pero esta visión es engañosa. En realidad, la IA requiere un trabajo manual y precarizado de millones de personas para funcionar adecuadamente. Esta realidad ha sido destacada por la investigadora argentina Milagros Miceli en un artículo publicado en EL PAÍS.
El Trabajo de Datos: La Base de la IA
Una de las principales formas en que la IA se alimenta es a través del trabajo de datos. Los trabajadores de datos son personas que producen y etiquetan datos para entrenar los sistemas de IA. Este trabajo no es trivial; implica tareas como grabar su propia voz, subir selfis, etiquetar y clasificar datos, y mantener los conjuntos de datos actualizados. Aunque la moda inicial era el etiquetado de fotografías, actualmente se enfoca más en tareas lingüísticas y generativas, como crear imágenes según instrucciones básicas o escribir crónicas para que la máquina extraiga patrones.
Condiciones Laborales Precarias
El trabajo de datos se realiza en condiciones laborales precarias. Las empresas subcontratan este trabajo a legiones de trabajadores a los que se paga generalmente muy poco, a veces incluso céntimos de dólar por cada tarea realizada. Este sistema está diseñado para tener una disponibilidad de trabajadores las 24 horas del día, los siete días de la semana, lo que lleva a la explotación laboral de estos trabajadores.
La Importancia del Trabajo Humano en la IA
La IA no puede funcionar sin el trabajo humano. Los sistemas requieren de trabajo manual para mantener los conjuntos de datos, comprobarlos o afinarlos. Incluso los últimos modelos de IA generativa necesitan datos sintéticos o producidos de manera artificial, pero también requieren de trabajadores de datos para tareas de verificación algorítmica. Los chatbots, por ejemplo, deben ser perfeccionados constantemente por humanos que conocen y entienden los contextos.
La Dimensión Manual de la IA: Un Problema de Poder y Ética
La dimensión manual de la IA es opaca debido a la explotación laboral que conlleva. Los datos que se utilizan para entrenar los sistemas de IA están influenciados por los sesgos de aquellos que están a cargo de su recopilación y análisis. La ética de la IA debe considerar también el trabajo que hay detrás para comprender adecuadamente su aplicación. La investigadora Milagros Miceli ha destacado que los datos contienen los valores de aquellos que están a cargo de ellos y que esos valores influyen en cómo se clasifican y etiquetan las cosas.
Conclusión
En conclusión, la IA no es una herramienta automática que puede funcionar sin el trabajo humano. Requiere un trabajo manual y precarizado de millones de personas para mantenerse actualizada y efectiva. Es importante reconocer esta realidad y abordar las condiciones laborales precarias y la explotación laboral que conlleva la IA. Solo así podemos garantizar que la tecnología se desarrolle de manera ética y justa.
¿Qué piensas sobre este tema? ¡Nos encantaría leer tu opinión en los comentarios!